sábado, 28 de agosto de 2010

EL CAMINO A LA JUNGLA

 
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Partimos de Perhentian Kecil a las doce de la mañana en un barco rápido hacia el puerto de Kuala Besut. Tardamos apenas media hora.
Taxi! Taxi! No sir, we are wating for the bus. Los taxistas están siempre a la caza de turistas para meterles un buen sablazo, y vaya si lo consiguen, ya que prácticamente todos acaban montando con ellos sin ni siquiera regatear. Nosotros decidimos que el taxi sería siempre nuestra última opción, asique nos quedamos esperando al autobús en la estación. Ya de paso conocimos a una extraña pareja de viajeros, un italiano que trabaja en Singapur y su compañero de Sri  Lanka, y casi sin querer habíamos encontrado compañeros de viaje.
Tras un rato de espera  cogimos el autobús hacia Kota Bharu. El trayecto fue de unas dos horas en un bus hasta arriba de estudiantes recién salidos del colegio, todos con sus uniformes. Las chicas con un faldón enorme y el velo islámico, los chicos con camisa blanca, pantalones de pinzas y el birrete. Madre mía que calor estarán pasando. Los occidentales que íbamos en el bus parecíamos pensar todos lo mismo, asfixiados por el calor, nosotros en chanclas y pantalón corto, las chicas en tirantes. Habíamos vuelto a la auténtica Asia tras nuestros días en el paraíso, y las diferencias culturales eran mas que evidentes.
Llegados a Kota Bharu cogimos otro autobús hacia Wahaf Baharu para comprar los billetes del Jungle Railway, un tren de tercera categoría que para en todas las estaciones, y que muchos viajeros nos habían aconsejado. Nos llevamos un pequeño chasco ya que dicho tren solo llegaba a Kuala Lipis y allí deberíamos esperar hasta la noche para llegar a Jerantut, a la que llegaríamos de madrugada. Eran demasiadas horas de espera y legar a un pequeño pueblo de madrugada, no nos apetecía en absoluto, asique decidimos coger el tren exprés de las 7 de la mañana, que con menos paradas, hacía el mismo recorrido, llegando a Jerantut a mediodía. Después nos fuimos a buscar alojamiento a la infumable Kota Bharu.


No entendemos como la Lonely Planet recomienda pasar algún día en esta ciudad, ya que por mas vueltas que dimos no encontramos nada que mereciera la pena, y el mayor entretenimiento era ver a las ratas corretear por la ciudad. Estaba plagado, se veían por todos lados, incluso en el mercado nocturno, donde íbamos a cenar y no llegamos ni a sentarnos. Que asco por Dios!

Por la mañana madrugamos para coger el tren hacia Jerantut y volvimos a coincidir en el tren con el italiano y su compañero. Lo cierto que en algunos tramos el paisaje era precioso, adentrándose el ferrocarril en las montañas, y pasamos bastante entretenidas las 6 horas que duró el viaje. 


Llegados a Jerantut nos trasladamos a Kuala Tembeling, donde tras pagar las tasas pertinentes nos montamos en un long boat para remontar el rio durante tres horas hasta por fin llegar a Kuala Tahan, campamento base para explorar el parque nacional de Taman Negara y lugar donde nos encontramos en este momento. El paseo fue emocionante, viendo a los bueyes salvajes cruzar el rio, como en los documentales de La 2 y adentrándonos en la jungla cada vez mas. Eso sí, la barca no tenía mas que un cojín finísimo en el suelo y llegamos como se suele decir “con el culo cuadrado”.

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