PERHENTIAN KECIL, UN PARAISO QUE SE RECORRE ANDANDO

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Sacaba la cabeza del agua buscando a Aitzi, pero no quería perderlo de vista. Estabamos haciendo snorkel entre los corales de Romatic Beach cuando vi mi primer tiburón, y necesitaba compartirlo con ella, pero para cuando fui capaz de que me oyera ya lo había perdido. Poco después veíamos dos camaleones saltando entre las palmeras, uno de ellos se lanzo al suelo desde varios metros de altura, aunque lo mas emocionante fue bucear junto a enormes tortugas de mas de metro y medio. Estabamos rodeados de animales y plantas exoticas. 

Perhentian Kecil no es un lugar donde uno pueda ir a empaparse de cultura asiática, ya que en la isla mas frecuentada por mochileros de este lugar del mundo, excepto los dueños de los pocos establecimientos de la isla, todos los demás éramos jóvenes occidentales, unos con ganas de descansar en medio del viaje, y otros, con el deseo de explorar los corales que existen alrededor de la isla. Sin embargo es un lugar que tiene cierta magia. La electricidad proviene de generadores, no existe tráfico, bucear o hacer snorkel es una pasada y el sitio es realmente paradisiaco, con arena blanca y aguas mas transparentes que el mismísimo cristal.

 

Los animales parecen haberla tomado con nosotros, ya que mientras una tarde yo veía mi primer video del curso PADI sentado en el porche de la escuela, apareció Aitzi con algunas pequeñas marcas en la pierna con la forma de la boca de un pez. Joder tio, me han atacado los peces, ¡me picotean!. Al parecer algunos turistas echan pan a los peces y estos ya no se cortan en picotear todo lo que encuentran.

Los pocos senderos para caminar de una playa a otra están llenos de enormes lagartos, y a alguno también parece haberle gustado la sombra del porche de nuestro bungalow.

Nos encontramos muy agusto en estos primeros compases de nuestra aventura. Además aquí hemos hecho nuestras primeras amistades, como Pedro y Beatriz, dos profes de Bilbao que venían a descansar unos días tras su paso por Myanmar y Borneo, y de camino hacia Bali, o de Rubi, mi instructor de buceo, un catalán que anda haciendo la temporada en la isla.

Nos hemos establecido en Koral Bay, en un bungalow con baño bastante básico por 60 RM la noche, y hemos decidido quedarnos durante siete u ocho días. La comida es muy buena, sobre todo el pescado a la brasa que puedes degustar en las barbacoas nocturnas que se montan en la playa. Un pescado, langosta o cangrejo a elegir, acompañado de arroz, patata asada, ensalada, brocheta de salchicha y frutas tropicales viene a salirnos entre 15 y 18 RM por persona (alrededor de cuatro euros), un chollo para nuestros bolsillos.