Aterrizar en Asia es como hacerlo en Marte. Con un calor y una humedad infernales nos dispusimos a buscar el hostel que habiamos decidido reservar para no complicarnos la vida el primer dia. Craso error, ya que dimos al menos tres vueltas a Chinatown hasta que encontramos una puertecita con un cartel de madera que resultaba ser Le Village Guesthouse. Con cientos de establecimientos a los que podiamos haber ido a dormir teniamos que buscar uno en concreto, no volveremos a hacerlo.
Kuala Lumpur, la capital de Malasia es mayoritariamente musulmana, pero sin embargo es la parte que menos llama la atención de la ciudad ya que los puntos mas intereseantes se encuentran en los barrios de Chinatown y Little India, donde se respira ese aire asiático cargado de humedad y de olor a comida tan fuerte que se te mete en la nariz y no puedes quitarte en todo el dia.
Comimos arroz con carne de cerdo agridulce por 8 myr, que vienen a ser unos 2 euros al cambio los dos, y una bolsa de mangos y sandia por unos 50 centimos (los mangos deliciosos por cierto) y fuimos un rato a descansar ya que 13 horas de vuelo aogtan al mas pintado.
Ya de noche y despues de haber dormido unas horas cogimos un taxi a las torres Petronas. El contraste entre esta parte de la ciudad con la qu habiamos conocido durante la mañana es tremendo, cruzando distritos llenos de rascacielos que rayaban lo futurista.
El simbolo de la nueva Malasia, donde se úbican las oficinas de la primera petrolera del pais y un centro comercial enorme, con un acuario precioso es espectacular, y de noche mas todavia. No sentimos los protagonistas de Blade Runner.
Otro lugar de interes, para conocer el pasado (y todavia muy presente) hinduista del pais son las Cuevas de Batu, situadas a unos 13 km al norte de la capital. El lugar es precioso, con un sistema de cavernas conectadas entre si repletas de monos y pajaros. Por cierto que sufrimos el ataque de uno de estos monos, que no se cortó un pelo en subirse a mis espaldas a intentar abrirme la mochila y al cual tuve que lanzar al suelo de una sacudida, tras la que me enseñó unos dientes que me pusieron los pelos de punta. Subimos los 240 escalones hasta la cueva casi de una carrera. Al final todo quedó en una anecdota pero teniais que habernos visto subir corriendo.
Tras dos dias en la capital malaya mañana partimos rumbo a la costa este del pais, hacia Kota Bharu, desde donde esperamos coger un ferry que nos lleve a las islas Perhentians.
me hubiera encantao ver el momentazo de los monos...jajajjajjajaj. Pepa Loves
ResponderEliminarAyy!!!que envidia sana me dais!!!disfrutadlo muchisimo!!!seguimos informados.besitos muy fuertes
ResponderEliminarja ja ja!!! que bueno lo del mono!!! eso es porque olería el bocadillo de jamon que llevabas en la mochilla!! besitos!!, Sara y nando.
ResponderEliminarjooooooder, yo quiero, un besote Juanfran, veo que te cuidas bastante bien. Juanma bolaños.
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