domingo, 24 de octubre de 2010

KHAO SOK, EL PODER DEL AGUA


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La primera vez que vine a Tailandia aluciné con este lugar. Para mi sin duda es de lo mejor del país y no podía marcharme sin enseñarle a Aitzi el lago de Khao Sok así como el Treehouse Resort, un hotel hecho en casas en los árboles y todo el mobiliario hecho artesanalmente con troncos y ramas, así que tiramos un poco la casa por la ventana para alojarnos allí. Lo cierto es que hemos tenido varios tira y afloja con la encargada, y esta dejó de sonreírnos en el momento que tras contratar una excursión donde nos aseguraba que todo estaba incluido, nos pidió otros 200 baths mas como entrada al parque nacional. Nos negamos a pagar y se mosqueó pero estamos hasta las narices de que nos intenten tomar el pelo y estamos ya mas que curtidos en estas lindes, así que no tuvo mas remedio que ceder. Por lo demás la dueña nos trató genial y el sitio sigue siendo maravilloso, incluso le han hecho piscina. Todo un lujazo.







El parque nacional de Khao Sok, en la provincia de Surat Thani es una de las junglas tropicales mas antiguas del mundo y en su ecosistema alberga mas especies de fauna y flora que el mismísimo Amazonas. La parte principal del parque esta dominada por un inmenso lago flanqueado por montañas calizas que parecen moldeadas a capricho. Las formas que adquiere la piedra tras sufrir durante miles de años procesos kársticos son alucinantes. El agua consigue penetrar en la roca disolviendo la caliza y dando lugar a paredes verticales, grutas y relieves de lo mas curiosos. Esa misma agua que después las cubre de vegetación hasta formar auténticos muros verdes creando uno de los paisajes mas espectaculares que hemos visto en la vida. Un claro ejemplo del poder del agua en la naturaleza.








En temporada baja el recorrido es diferente al que hice con Paco y Alberto un año atras. La espectacular cueva de Namtaloo está cerrada asíque te llevan a otro punto diferente del lago. El trekking no fue muy espectacular y cortito pero tras caminar un rato por la jungla llegamos a un pequeño embarcadero en un lago mas pequeño donde nos montamos en una balsa de bambú chulísima y donde te sentías un autentico habitante de la jungla.







Llegamos a una cueva bastante pequeñita pero donde pudimos ver rocas realmente interesantes, estalactitas, columnas y formaciones de lo mas curiosas. Nos encantó.




De vuelta paramos a comer en las casas flotantes del lago donde dimos buena cuenta de un suculento pescado, así como de diversa comida tailandesa y unos dulces caseros muy buenos. Tuvimos tiempo para relajarnos y pegarnos unos bañitos en las cristalinas aguas del lago antes de coger el bote que nos llevase de vuelta.



Abandonamos la jungla en el tren nocturno camino de la gran ciudad, Bangkok, donde pasaremos dos o tres días antes de dirigirnos a Camboya a uno de los lugares mas esperados del viaje, los templos de Angkor.

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