lunes, 1 de noviembre de 2010

ANGKOR: LO QUE EL HOMBRE CONQUISTA, LA NATURALEZA LO RECONQUISTA


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Una noche, cuando aún iba al instituto, ví un documental de Camboya en el que se mostraban templos y ciudades perdidas en mitad de la jungla. Quedé fascinado y desde ese preciso instante siempre quise venir a Angkor. Hoy en día dista bastante de estar perdido y se ha convertido en uno de los lugares más turísticos del planeta. Y no es para menos, ya que lo que dicen se trata de la octava maravilla del mundo, es uno de esos lugares que te quitan el hipo, alteran tu estado nervioso y quedan grabados en tu retina para siempre.

El viaje desde Bangkok a Siem Reap fue cansado y movidito. Está ruta tan frecuentada por viajeros está pensada para timarte lo máximo posible. A nosotros nos la colaron unos dólares con el precio de la visa en la frontera, lo cuál nos provocó un cabreo monumental. Tras pasar a Camboya te ofrecen un bus gratis a la estación de autobuses…para extranjeros, donde te soplan otros nueve dólares por el viaje en bus. Tras las paradas de rigor para ganarse unas comisiones llegas a la ciudad y te dejan en un descampado a oscuras a varios kilómetros del centro, y donde no tienes mas remedio que coger un tuktuk que sabiendo que no tienes mas opciones, no da mucha cancha al regateo y te la vuelve a clavar. En fin, para olvidar.

Pero al fin allí estábamos nosotros, como Indiana Jones y Lara Croft recorriendo templos uno tras otro durante tres días, unas veces prácticamente solos a primerísima hora de la mañana y otras intentando esquivar las hordas de turistas japoneses, pero en todo momento con la boca abierta y los ojos como platos.

Angkor Wat es la madre de todos los templos, representa el mítico monte Merú de los hindúes y es el edificio religioso mas grande del mundo, fue el primero que visitamos y quedamos impresionados, aunque a todas horas, desde el amanecer a las 5 y media de la mañana está hasta arriba de gente, lo cuál le quita mucha magia. Aun así el lugar es como jugar a una pantalla del Tomb Raider y es absolutamente asombroso.






Después recorrimos la ciudad perdida de Angkor Thom, con sus murallas de mas de 12 km y sus cinco puertas coronadas por el rostro del Buda de la compasión y las serpientes de siete cabezas sujetadas por los hombres.



En el centro de la ciudad se alza Bayon, uno de los templos que mas nos gustó y que muestra 216 rostros del gran rey, con lo que pretendía tener observados a sus súbditos. Desde fuera parece un conjunto de ruinas pero recorrer su interior es simplemente a-co-jo-nan-te!





A su lado se encuentra Baphuon, un templo que antes de la guerra se desmontó pieza a pieza para evitar ser destruido. Desgraciadamente el Khmer Rojo acabó con todos los registros arqueológicos, y todavía hoy están intentando “encajar las piezas del puzzle” para volver a reconstruirlo.




La estrella absoluta de Angkor está fuera de la ciudad y se llama Ta Phrom. Se encuentra prácticamente en el mismo estado en el que se encontró, y han sido precisamente ese tipo de templos los que mas nos han gustado. Las raíces de los árboles que se han colado entre las piedras durante cientos de años de olvido en medio de la jungla son colosales y le dan un aspecto alucinante que te pone los pelos de punta. Las fotos hablan por si solas.






Visitamos otros muchos templos, muchísimos mas pequeños pero igual de alucinantes, en los que apenas nos cruzábamos con gente y donde nos sentimos como auténticos exploradores entre las ruinas. Aunque no sean tan grandes, muchos de ellos no tienen nada que envidiar a sus mayores.



Otro lugar precioso es el Banteay Srei, donde se encuentran las tallas mejor conservadas de Angkor sobre piedra rosada. Las paredes y dinteles contienen imágenes de dioses hindúes como Brahma o Garuda y muchísimas escenas del modo de vida de los Khmer hace mas de 900 años.



Y a 36 km al norte de Siem Reap se encuentra el Kbal Spean o Rio de las Mil leguas al que se llega tras un bonito paseo por la jungla y donde se encuentran impresionantes tallas en el lecho del río que puedes ver a través del agua y que nos parecieron también asombrosas. Para rematar, aguas abajo del río hay una cascada donde poder refrescarte y que hace que el paisaje sea aún mas bello.





Después de esto será difícil que algún templo nos impresione y yo personalmente puedo deciros que he cumplido un sueño y no me ha defraudado. Angkor, sin duda, es el lugar mas fascinante que hemos visto jamás, una autentica maravilla a pesar de la amalgama de turistas, y recomendamos a quien viaje por el sudeste asiático que no se lo pierda.

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