La capital de Camboya es sorprendentemente moderna y limpia. Llegamos pensando que nos encontraríamos una ciudad destartalada y en ese sentido nos llevamos una agradable sorpresa. Parece que tras la guerra se pusieron manos a la obra y han recuperado la ciudad rápidamente, consiguiendo además atraer al turismo ya que la ciudad estaba llena de occidentales recorriendo sus calles.
No obstante, existe muchísima mendicidad en Phnom Penh. A todas horas niños, ancianos y mutilados vagan por las calles pidiendo limosna repitiendo una escena realmente dramática. Hemos visto niños esperando que alguien terminase de cenar en una terraza para coger el mendrugo de pan que sobraba encima de la mesa, y es que a pesar de la imagen de modernidad que pretende dar el gobierno con su cuidada capital, la pobreza de Camboya es tremenda.
Existen numerosos proyectos que vale la pena apoyar para aportar tu granito de arena, como restaurantes que revierten todos los beneficios en causas sociales o masajes proporcionados por ciegos. Nosotros comimos en un lugar para la integración laboral de mujeres con problemas y pudimos comprobar in situ que funcionaba muy bien. Hay otros muchos y lo cierto es que están siempre abarrotados. También pensamos que no es conveniente dar dinero (que no comida) a los niños que deberían estar en el colegio ya que así fomentamos su mendicidad, aunque los mutilados puede que no tengan otra manera de buscarse la vida. y que son este tipo de proyectos sociales o educativos los que mas pueden aportar.
Por otra parte la ciudad no nos pareció muy interesante para visitar, incluso es una capital un poco sosa, además de tener un tráfico espantoso, que unido a la total inexistencia de semáforos hace que cruzar la calle sea toda una aventura.
Quizá lo mas interesante sea el museo del genocidio Tuol Seng, que si bien no es para gente muy sensible, se me antoja muy importante para comprender el porque de la miseria y la situación actual del país. El museo es una antigua escuela de primaria que fue reconvertida en prisión de seguridad por el Khmer Rojo durante la dictadura, y se conservan los instrumentos utilizados para torturar a los prisioneros en los interrogatorios, así como las diminutas celdas de 0,8 x 2,0 m de madera o ladrillo donde encerraron a los miles de prisioneros que por allí pasaron.
El Khmer Rojo tomó Phnom Phem en la década de los setenta y la dictadura duro cuatro años en los que se cometió uno de los mayores genocidios de nuestros días. El gobierno declaro el año cero, abolió el dinero y ordenó que se desalojaran las ciudades, enviando a sus habitantes a trabajar como esclavos al campo y creando una cooperativa agraria comunista. Millones de personas murieron en esos cuatro años y cuando por fin Vietnam liberó el país de los antiguos aliados de los Vietcon, la gente abandonó los campos en busca de sus familiares, lo que creó una hambruna que mató a otros cientos de miles de personas mas. El líder de aquella trágica revolución, Pol Pot murió sin ser juzgado, y hoy en día solo cinco de aquellos lideres están en prisión, mientras otros muchos siguen en la calle ocupando puestos de relevancia dentro del Cambodian People Party, que sigue controlando numerosos estamentos dentro del país y llenando sus bolsillos gracias a la corrupción existente. Creemos que ya seria hora de hacer justicia, pero como en este rincón del mundo no hay petróleo, el "primer mundo" no ha intervenido para que así sea. Una lastima, como siempre.
Después de tres días en los que estuvimos esperando para conseguir nuestra visa para Laos ponemos rumbo a Kratie, de nuevo a la Camboya mas rural, donde pasaremos dos o tres días antes de adentrarnos en la ultima etapa de nuestra aventura, de la que ya con mucha pena empezamos a ver el final.
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