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Pocas cosas son tan reconfortantes como explorar un país completamente a tu aire, y una gran forma de hacerlo es sin duda, recorrerlo en moto, parando donde te plazca y configurando tu propio itinerario, así que alquilamos dos maravillosas Honda Wave en Pakse, y pese a que Aitzi nunca había conducido una moto y yo nunca una de marchas, se nos dio a la perfección y pasamos cuatro geniales días en uno de los lugares mas bonitos que hemos visitado hasta el momento, la meseta de Bolaven.
La primera etapa la hicimos casi de tirón hasta Tat Lo, una pequeña aldea a orillas del río donde existen tres cataratas. La mas pequeña la veíamos incluso desde nuestro guesthouse y menos de un kilómetro mas arriba se encuentra otra mas grande. Además pudimos darnos un chapuzón en el río antes de irnos a comer.
Mas tarde nos fuimos a la tercera cascada, mucho mas alta que se encontraba a unos 10 km de distancia. Aparcamos en una aldea increíble, donde un montón de crios vinieron enseguida a ofrecerse como guías a cambio de algo de dinero. Aceptamos y fuimos con ellos caminando por las rocas a través del río. Es impresionante como saltan y se suben en un santiamén a cualquier punto. Eran una pandilla grande, todos armados con sus tirachinas con los que se dedican a cazar pájaros y hacer la rana en el agua, además de tener sembrado el río con hilos y anzuelos con los que pescan pequeños peces. Definitivamente ese era su río y me dieron una sana envidia ya que cualquier niño de nuestra época hubiese sido increíblemente feliz haciendo suyo un sitio como este, plagado de pozas, rocas y coronado por una catarata impresionante. Simplemente, el paseo se salió.
A la mañana siguiente pusimos rumbo a Sekong y de camino decidimos parar en otra aldea y meternos hasta la cocina, de la mano de un lugarenho que hablaba mas o menos ingles. Sinceramente es increíble como vive la gente aquí. Los habitantes de esta aldea Katu no hablan laosiano y toda su vida está condicionada por los espíritus, que son fundamentales en sus creencias. Vimos ataúdes con forma de búfalo hechos de una sola pieza de un tronco, que pasan varios días al descubierto antes de ser enterrados para ahuyentar los malos espíritus del cuerpo. Del mismo modo que para la muerte se considera para el nacimiento, ya que las madres con sus recién nacidos pasan varios días en la calle tras el parto para que los malos espíritus no entren en casa. También se hacen sacrificios de gallos para mantener a los buenos dentro de los hogares, cuanto mas grande o mejor es la casa, mas gallos se sacrifican.
También vimos como tejen a mano las aldeanas, ayudándose de un montón de palos de bambú y de los pies, mientras fuman hojas de tabaco en unas pipas de agua. Toda la gente en la aldea fuma de estas pipas.
Todo esto contesta enormemente con ver al lado de cada casa una antena parabólica, y es que el primer capricho que se pegan cuando tienen algo de dinero gracias a la venta del café, es ponerse TV por satélite. Alucinante, y mas cuando veías el viejo colegio destartalado unos metros mas alla.
Pasamos de largo Sekong y fuimos directamente a las cascadas de alrededor. Es una pasada poder bañarte debajo de ellas sin nadie a tu alrededor, en un lugar que si estuviera en España estaría atiborrado de gente, y probablemente prohibido bañarse para que no se deteriorase. Seguimos unos kilómetros mas y llegamos unas cataratas de mas de 100 m de largo, que son famosas porque los vietnamitas arrojaban los cuerpos de los presos laosianos durante la guerra de Indochina. Se nos hizo tarde y pasamos allí la noche unos bungalows.
La tercera etapa nos llevó hasta Pakxong por una carretera sin asfaltar por medio de la jungla y repleta de aldeas a cada cual mas curiosa, y como no, también de cataratas. Las dos que vimos eran gigantescas. En la primera estuvimos arriba justo en el borde, y la siguiente, Nam Tok Katamtok, es la mayor de todo Laos. Increíble como cae el chorro de agua mas de 120 m en medio de un gigantesco barranco. La jungla parece haberse suspendido en el cielo y caer a la nada.
Terminar la etapa por un camino de cabras fue lo peor, y llegamos cansadísimos a Pakxong.
Terminar la etapa por un camino de cabras fue lo peor, y llegamos cansadísimos a Pakxong.
El ultimo día ya de camino de vuelta a Pakse, visitamos otras dos cataratas entre las plantaciones de café. La primera era Tat Yuang, y es bastante turística. No es para menos porque el lugar es acojonante pero verlo alrededor de gente no es lo mismo que estar tu solo como en días anteriores. De allí fuimos a otra de las grandes atracciones de la meseta de Bolaven, Tat Fan, dos enormes cataratas de mas de 100 m de altura que caen al mismo precipicio. De nuevo la naturaleza nos dejaba una imagen para el recuerdo.
Bajamos por nuestra cuenta a través de un sendero hasta el borde de una de las cataratas, y justo allí, 100 m mas atrás, nos encontramos con otra cascada de 8 o 9 m con una poza abajo fantástica, asíque tocó otro chapuzón.
Después camino de regreso a Pakse y a continuar hacia el norte de Laos en bus, que con que sea parecido a lo que hemos visto aquí, nos dejará mas que satisfechos.
Envidia sana os dan los niños!!!
ResponderEliminarEnvidia me dais a mi cab$%& jajajaja
Que suertudo en serio, encima motoreando y todo.
Besos