domingo, 14 de noviembre de 2010

KRATIE, ALDEAS Y DELFINES EN EL MEKONG


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El guardabarros de la bici se dobló por completo. Un niño salió corriendo a chocarme la mano en una aldea cuando nos dirigíamos a Krampi y frené en seco para saludarle y darle uno de los chupa chups que habíamos comprado para ellos, y a Aitzi no le dio tiempo a frenar y chocó conmigo por detrás. En menos de cinco minutos dos mujeres me lo habían quedado como nuevo “armadas” con un alicate y unas tijeras de hierro y nos miraban con una sonrisa de oreja a oreja.

-”Muchísimas gracias”. Una vez mas los lugareños nos mostraban su simpatía, y es que la gente de Camboya es de lo mejor.

En nuestra corta estancia en Kratie, camino de Laos, nos dedicamos a recorrer en bicicleta las aldeas de los alrededores del pequeño pueblo, y la experiencia fue de lo mas agradable. Nos vamos encantados con el trato recibido por la gente en las zonas rurales del país. Una vez mas a nuestro paso todo el mundo nos saludaba y los crios salían a la carrera a nuestro paso.





Llegamos a Krampi, uno de los pocos lugares desde donde se puede contemplar a los delfines de agua dulce Irawaddy, y nos dispusimos a sentarnos en unos bancos junto al río para intentar ver alguno.

-”Son siete dólares cada uno”
-”No queremos coger un bote, solo sentarnos aquí un rato”.
-”Para sentarse aquí tenéis que pagar siete dólares”

No había ni terminado la frase cuando nos montábamos en la bici para marcharnos. Siete dólares es una pasta por sentarnos en la orilla del río asíque nos fuimos doscientos metros mas adelante y nos paramos en la puerta de una de las casitas de madera, que se erguía sobre pilotes unos tres metros del suelo para prevenir inundaciones en la época de lluvias.

-”Perdone, ¿le importaría que cruzásemos por aquí para sentarnos en el río?”

El hombre nos indicó con la mano que no había ningún problema. Unos niños salieron de la casa a saludarnos y les dimos los caramelos que nos quedaban. Inmediatamente la madre salió a agradecernos el detalle, y unos minutos mas tarde los crios nos llevaron unas sillas de plástico para que nos sentásemos a ver los delfines.

No tardamos mas que unos minutos en empezar a ver como se asomaban para coger aire. Nunca habíamos visto delfines en libertad asíque estábamos encantados, aun viéndolos a lo lejos. Era imposible fotografiarlos desde allí asíque hemos cogido una foto de internet para que veáis como son estos raros animales.


Sentarnos allí, con los niños comiendo chupa-chups y jugando a nuestro alrededor partiéndose de risa con nosotros vale mucho mas que siete dólares, y mas que ver ningún delfín, por lo que la experiencia no pudo ser mejor.


De vuelta a Kratie pudimos comprobar nuevamente los pocos medios con los que cuenta este país. Es una lastima ver como un garaje hace las veces de hospital, donde había varias personas ingresadas, a loas que no les debía ser muy agradable estar en plena calle, pasando calor, y con el ruido del mercado y de las motos.


Ahora ponemos rumbo a Si Phan Don, las cuatro mil islas, a pasar nuestros primeros días en el vecino Laos.

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